El elegante Hotel-Balneario Acuña. La Vidriera de la sociedad Maumejean

Unas cuantas fueron las crónicas en prensa dedicadas a principios del siglo XX al Hotel-Balneario Acuña emplazado, en Caldas de Reis, cerca de la estación de Portas. Se llegaba en diez minutos, en cestos, rippers y vehículos de toda especie que siempre había en dicha estación, de gran movimiento en verano.

Elisardo Domínguez hizo posible el resurgir del viejo caserón, levantando un espléndido edificio con diseño de Jenaro de la Fuente, que fue inaugurado el 1 de julio de 1906.

En una de las crónicas, escrita un par de años después de la apertura, se describía con detalle el edificio recientemente construido “… ocupa el establecimiento de Acuña unos 400 metros cuadrados, con un frente de 23 metros por 18 de ancho y 24 de alto, por el lado del río, y 19 por la carretera.

La fachada principal del Este, frente a la casa del Ayuntamiento, es de sayero, a la par que elegante estilo moderno. La del Norte es de hermosas líneas, original y muy atrayente, pues su disposición sobre el Umia, con grandes galerías superpuestas y voladizas sobre el río, coronadas por una amplia terraza, desde donde se disfruta de un paisaje incomparable, y por una crestería muy atrevida y flanqueada por dos cuerpos de cantería sencillos, a la par que bellos, constituye un genital conjunto arquitectónico que se destaca sobre el río, principalmente desde su margen derecha.

En lo que pudiéramos llamar sótano del edificio, por debajo del nivel de la carretera, está instalado el Balneario, con amplios ventanales al Norte y al Sur, la Dirección y los almacenes del comercio de don Elisardo Domínguez.

Dispónese en el Balneario de tres amplios cuartos de baño de primera con inmejorable menaje, tres de segunda, dos más con duchas de diferente clase, pervicupia con ducha múltiple, otros tres baños generales de tercera clase, gabinete para inhalaciones, otro para pulverizaciones y otro para bombas y motor eléctrico.

En el segundo cuerpo, que está al nivel de la vía pública, aparece en el centro un amplio vestíbulo bien decorado, en donde se suele hacer amena tertulia “de tijereteo” con motivo de la recepción de los recién llegados.

A la izquierda el gran Salón-Teatro, de 16 metros por 8,50 de ancho y 4,50 de alto, cuyo artesonado, ornamentación, alumbrado y menaje son del mejor gusto. El telón y las decoraciones son muy aceptables”.

Salón-Teatro

“En este Salón improvísanse sugestivas reuniones de confianza; se baila y se canta y con frecuencia dánse concurridas representaciones por compañías cómico líricas.

A la izquierda está el escritorio del propietario y un bien surtido bazar”.

A la venta en el Bazar de D. Elisardo

“El tercer cuerpo, segundo con relación a la calle, es un entresuelo de 3,50 m. de alto y lo ocupan a la derecha las habitaciones del propietario y a la izquierda varias alcobas para bañistas, el gabinete de lectura, el salón de billar, etc.

Los pisos segundo y tercero (cuarto y quinto si contamos el Balneario) están destinados a hotel, cuyos dormitorios, sala, comedor, etc., tienen mucha luz, inmejorables vistas y completo menaje del mejor gusto. En el mansar hay también buenas habitaciones”.

Paseantes en el puente de A Ferrería y bañistas en la terraza del Balneario, encima de la galería

“En este novísimo hotel, higiénico y económico, en el cual la pulcritud es la nota dominante, se hace una vida sencilla y apacible; la cocina es excelente, el maitre, correcto como un gentleman, discreto e insinuante como un jesuita, sugestivo como un judío, es modelo en su clase, y los camareros desempeñan acertadamente su cometido.

El pueblo de Caldas -finaliza la crónica- debe inmensa gratitud a don Elisardo Domínguez, propietario de este palacio, por el sacrificio que se impuso al dotar a esta hermosa villa de un elemento esencial que complementa la industria balnearia; pues, aunque como hombre de negocios persigue con esta mejora un fin industrial, hay que convenir en que se necesitan arrestos y estímulos de génesis espiritual -y en esta caso no pueden ser otros que el amor a la pequeña patria- para llevar obra de tanto alcance”.

El cronista no menciona la bonita vidriera de la sociedad Maumejean, ubicada en la escalera de acceso a las plantas superiores, que bien merece una referencia. Con seguridad el Sr. Domínguez tuvo que abonar una buena cantidad de pesetas para poder lucirla en su establecimiento.

“Bañista”

La sociedad de Vidrieras Artísticas Maumejean, de origen francés, ha abastecido de vidrieras a numerosos edificios religiosos, civiles y casa particulares, y participado en numerosas exposiciones nacionales e internacionales. Fue el pintor-vidriero oficial de la Casa Real de Alfonso XII. En 1898 abrió un taller en Madrid.

El Salón antes referido y el parque-jardín que se extiende, a orillas del Umia, por el lado oeste del edificio, han sido marco, durante buena parte del siglo pasado, de brillantes fiestas de sociedad.

Décadas más tarde de la inauguración, el conocido sacerdote franciscano en Galicia, D. José Isorna, calificó al establecimiento termal como “El Balneario de los Geranios”, ya que lo que más le agradaba de esta mansión de salud y belleza era la preciosa colección de geranios, blancos, rojos, rosados, policromados –hoy día desaparecidos- que atesoraba en sus ventanas, patios, terrazas y miradores, fruto del gusto y cuidados de Dª Maruja Pereira de Lema -esposa de D. Carlos, hijo de D. Elisardo-, que poco a poco iba adquiriendo nuevas especies de su planta predilecta.

En el mes de septiembre de 1947 fueron inauguradas unas pistas de tenis construidas en el parque-jardín del Balneario. Asistió al evento la destacada deportista internacional Lily Álvarez, que, aunque retirada del deporte activo por aquel entonces, disputó unos juegos con otros aficionados. Tiempo después las canchas fueron sustituidas por la agradable y relajante piscina termal que se puede disfrutar en el presente.

El Hotel-Balneario en la actualidad