“SOFÍA CASANOVA EN CALDAS»: centenario de una visita

Estos días del presente verano se cumplen cien años de la estancia de Sofía Casanova en Caldas de Reis. Concretamente el 15 de julio de 1919 llegó a Caldas la ilustre escritora gallega con el fin de pasar la temporada de veraniega invitada en casa de Laureano Salgado. Su permanencia en la Villa, complementada con visitas y excursiones a diferentes lugares de Galicia, se prolongó hasta mediados de septiembre. El empresario caldense no se había limitado a admirar y aplaudir su labor periodística y literaria, sino que le abrió las puertas de su casa, ofreciéndole el reposo que necesitaba. Le acompañaban su hermano, el también literato D. Vicente Casanova, y una pariente, Dª Francisca Gracia.

Sofía Casanova venía cansada por el enorme trabajo literario que había hecho últimamente, por lo que se dedicaría al descanso, especialmente los primeros días. Acababa de publicar el libro “Triunfo de Amor” y hacía dos días que había escrito las últimas cuartillas del libro titulado “Viajes y aventuras de una muñeca española en Rusia”. Venía bastante repuesta de la herida que un proyectil le había dado en la cabeza y que la había dejado casi ciega. Sin embargo su estado era delicado y exigía el reposo que le había brindado su anfitrión.

Dª Sofía nació en la ciudad de A Coruña el 30 de septiembre 1861, y falleció en Poznan (Polonia) en 1958. Fue Sofía Casanova, escritora y periodista, la primera mujer corresponsal de guerra permanente de un periódico español, ABC, en la revolución bolchevique de 1917, en la primera y segunda guerra mundial, denunciando en ésta la ocupación nazi del territorio polaco. En la primera guerra trabajó, además, como enfermera. Cuando triunfó la revolución rusa entrevistó a Trotski. “Se remangaba las faldas e iba a las trincheras, pero también estaba en la calle y en los centros de decisión” dice de ella su principal biógrafa Dª Rosario Martínez Martínez, autora del libro “Sofía Casanova: Mito y Literatura”.

La Real Academia Gallega en 1952 le concedió el título de académica de honra, aunque ya era académica de la RAG con anterioridad. Su obra es muy heterogénea, llegando a ser propuesta para el Premio Nobel de Literatura. Católica y conservadora se convirtió en una radical anticomunista pese a su simpatía inicial por la revolución rusa. Ha sido hasta ahora una escritora olvidada, quizás por haber sido políticamente incorrecta. No ha interesado ni a los unos ni a los otros, ni a los de una ideología ni a los de la contraria.

Está fuera de toda duda su interés y afecto por Galicia, los gallegos y su lengua. En declaración al “Correo Gallego”, el 9 de mayo de 1925, decía “En nuestra casa, en nuestra intimidad allá en Polonia no hablamos más que gallego, mi hija mayor es gallega, mi fiel criada Pepa pasó de la más cerrada habla gallega al polaco sin conocer el castellano, y mi nieto polaco es muy frecuente oír gritar pidiendo broa en vez de pan”.

Pasó su infancia en A Coruña, trasladándose de adolescente a Madrid. Sus dotes literarias y las relaciones sociales de sus parientes le abrieron las puertas de los salones de la alta sociedad y de la corte de Alfonso XII. Allí conoció a su marido, un noble polaco que estudiaba literatura, con el que se casó y marchó a Polonia, donde tuvo tres hijas. Años más tarde se divorció.

A raíz de conocerse la llegada de la escritora a Caldas, Laureano Salgado recibió numerosas cartas de distintas familias gallegas que deseaban hacer agradable la estancia de la ilustre escritora invitándola a diversas excursiones.

En Caldas uno de los primeros paseos que realizó la escritora fue el de acercarse hasta Segad, no solo para disfrutar de las bellezas naturales del lugar, sino para contemplar la central eléctrica allí instalada, una de las cunas de la electrificación de Galicia. No podía ser a otro lugar el primer recorrido, dada la condición de su anfitrión de promotor de la indicada industria.

 La primera visita, fuera de Caldas, que realizó Sofía Casanova, fue a Cuntis, donde almorzó en el Hotel del Balneario de la Virgen, invitada por la colonia veraniega, por los agüistas.

Otro de los lugares al que acudió durante su estancia veraniega en Galicia, fue A Coruña, su ciudad natal.

Antes hizo parada en Santiago donde Dª Sofía fue cumplimentada por el Alcalde y otras personalidades. Comió con algunos amigos y periodistas en la acreditada “Casa Blanca”. Durante su breve estancia en la ciudad del Apóstol se hospedó en la casa que poseía allí D. Laureano Salgado, en la Rúa das Carretas.

 En el automóvil del empresario se acercaron hasta la ciudad herculina. Los coruñeses le habían preparado un recibimiento apoteósico. Durante una semana se le tributaron entusiastas homenajes.

En A Coruña unas cuantas asociaciones unidas a diversas personalidades se habían encargado de formar una comisión organizadora que convocó al pueblo de A Coruña para que engalanase las fachadas de sus casas con colgaduras y animó a las familias más adineradas que disponían de automóvil para que acudiesen a recibir a Sofía Casanova a O Portazgo y a que desde allí formasen parte del cortejo que acompañaría a la visitante en su entrada a la ciudad. Estaba previsto que descansara del viaje en el pazo de la Peregrina, propiedad del dramaturgo Manuel Linares Rivas.

Ya en A Coruña la escritora fue saludada con una salva de bombas. Sofía Casanova pudo ver engalanados con colgaduras los balcones de todas las casas situadas en el trayecto por donde pasó y a varios millares de personas que presenciaron y aplaudieron el paso de la comitiva.

En la Reunión de Artesanos se celebró la recepción oficial. Ante ella desfilaron los representantes de numerosas instituciones y personas de todas las clases sociales.

En los días sucesivos la superviviente de la guerra, visitó los alrededores de la capital coruñesa, siendo recibida con especial cariño en el pueblecito de Mera, lugar en el que había veraneado con su familia. Estuvo en el Refugio del Patronato de la Caridad en donde la esperaban las señoras benefactoras de tal Institución. Pronunció una conferencia sobre sus experiencias en la guerra en la Reunión de Artesanos, ante numerosa concurrencia, la mayoría mujeres, en la que terminó su alocución recitando unos cuantos versos en los que deliberadamente glosó otros de Rosalía de Castro. Fue cumplimentada asimismo por una comisión femenina das Irmandades da Fala, y el coro Cantigas da Terra le ofreció una serenata.

En el parque del Sporting Club de A Coruña, se organizó un banquete al que asistieron, entre otros muchos, los escritores Manuel Linares Rivas y Alejandro Pérez Lugín. El presidente de la Reunión de Artesanos, Sr. Casás, futuro miembro y presidente de la RAG, hizo un sentido discurso en elogio de la homenajeada, al que siguieron diversas intervenciones. Entre ellas la de Laureano Salgado que con sus palabras dio las gracias por los elogios que le tributó el Sr. Casás por el ofrecimiento que había hecho a la ilustre escritora para que en esta tierra tuviese completa tranquilidad y descansase de la infatigable labor de humanidad y caridad sin límites. Terminó el Sr. Salgado su discurso, clavando los ojos en Sofía Casanova, saltándosele las lágrimas, y, recordando un verso de Rosalía:  

“Ahí va o meu curazón
 con unha chave pro abrir,
 nin eu teño mais que dar
 nin ti mais que me pedir”

               No se sabe si las palabras del caldense, viudo por dos veces, respondían sólo a amistad y admiración, o cupido había hecho mella en él.

En entrevista que le hicieron a L. Salgado en el periódico “El Pueblo Gallego”, tiempo después de la estancia de la escritora en Galicia, manifestaba que Sofía Casanova estaba entre las personas que en su casa tienen “celda de honor”.

Por parte de Sofía Casanova conocemos las palabras que dedicó a Laureano Salgado recogidas, por la escritora Jennifer Jenkins Wood, en su libro “Spanish women travellers at home and abroad” -“Mujeres viajeras españolas en casa y en el extranjero”-, de una de las crónicas de la escritora gallega, en las que expresaba que “podría mirar al frente con confianza por España y Galicia gracias a buenos compatriotas como Laureano Salgado, que dedicó su vida a la gran gloria de la patria chica sabiendo, que haciéndolo, el propio hogar sería ennoblecido”.

Sofía Casanova antes de abandonar A Coruña asistió al estreno en Galicia, después de haberse estrenado en Madrid, de la versión teatral de la popular novela de Pérez Lugín “La Casa de la Troya”, acompañada por su autor y por Linares Rivas.

El 3 de agosto Sofía Casanova regresó a Caldas, después de que, al pasar por Santiago, depositara en la tumba de Rosalía Castro, y en el altar del Apóstol cuantas flores le habían sido entregadas últimamente.

Sofía Casanova remitió desde Caldas un telegrama al Ayuntamiento de A Coruña en el que hacía presente su gratitud a las autoridades y pueblo de aquella capital, por las atenciones y homenajes de que fue objeto durante su permanencia en la ciudad. Para ella había sido una semana gloriosa, intensa de emociones y consuelos.

El 4 de agosto se celebró en Caldas un importante mitin de acción social católico agraria al que asistió una enorme concurrencia, entre la que había representación de muchas parroquias cercanas. Fue presidido por la insigne escritora Dª Sofía, Laureano Salgado, y miembros de la Confederación Nacional Católico Agraria. Todos dirigieron unas palabras al público asistente. Especialmente celebradas fueron las de Sofía Casanova, a la que el entusiasmado público aplaudió durante varios minutos. “Sois muy pobres -les dijo- y necesitáis uniros para defender vuestras tierras, vuestras vacas, vuestras casas, vuestra misma vida de tantos enemigos como os acechan…”. Terminado el mitin fueron obsequiados los católico-agraristas con un champagne de honor en el que Sofía Casanova brindó por ellos y por su obra.

Días más tarde estuvo en Caldas, con objeto de cumplimentar a Dª Sofía, el militar, escritor y periodista Francisco Martín Llorente que popularizó en la prensa el pseudónimo “Armando Guerra”, con el que firmaba sus comentarios a las operaciones militares de la Primera Guerra Mundial.

El veintinueve del mes de agosto referido Dª Sofía se desplazó hasta Vigo para dar una conferencia en el teatro Tamberlick de Vigo organizada por la sociedad La Oliva, sobre “Impresiones de la guerra en el frente oriental”, en la que habló de las penurias pasadas, del triste éxodo del pueblo polaco entre las bayonetas del enemigo, describiendo con detalle la batalla de los lagos masurianos, donde perecieron sepultados en el fango 150.000 hombres. Acompañando a la conferenciante estuvieron el alcalde, el gobernador militar, otras autoridades y numerosa concurrencia. Al día siguiente dio una conferencia para señoras, en Vigo, en la Escuela Nocturna Obrera.

Entre finales de agosto y  primeros de septiembre Dª Sofía pasó unos días en el chalet que Laureano Salgado poseía en Baiona.

En esa localidad, invitada por la familia Elduayen, disfrutó de lo que hoy es el parador de Baiona, antes castillo de Monterreal, y de sus alrededores.

El Real Coro “Toxos e froles”, decano, hoy en día, de los coros gallegos tradicionales o folklóricos, la tarde del día dos de septiembre se dirigió a Baiona, con objeto de saludar y obsequiar con algunos números de su repertorio a la escritora. Cantó el coro, ante personalidades distinguidas, en el castillo de Monterreal, y en la casa de D. Laureano, donde se alojaba Sofía Casanova.

Desde aquella villa marinera la coruñesa escribió una carta de agradecimiento al presidente del coro “Toxos e froles” de Ferrol, destacando la honda impresión que el volver a oír las canciones queridas había despertado en su alma. Decía así, desde su lugar de descanso, la poética Baiona:

“Quiero todavía repetir a usted el agradecimiento que siento por la visita que con esos coros admirables tuvieron la bondad de hacerme. No olvidaré nunca ese bondadoso acto y tan dentro del alma se me quedaron los ala-lás entonados por el admirable coro, que me despierto cantándolos. Como les prometí ahí van esas “Cántigas” que lles dedico agarimosa y, si Dios quiere, iré con mis hijos a pagarles la visita y a remozar las amistades de hace seis años. Un saludo al coro gallego, a todos los queridos enxebres del coro y para ellos y usted el cariño constante ¡Viva a terriña e os seus cantores! Su affma. Paisana, Sofía Casanova. Bayona, septiembre de 1919”.

Las vivencias de aquella estancia en tierra gallega inspiraron a la escritora una serie de artículos que publicaría ABC cuyo tema era la realidad de Galicia.

En notas personales de Sofía Casanova, recogidas por D. José Luis Bugallal Marchesi, expresó la escritora respecto de la visita realizada “Al venir a España milagrosamente en fines del 1919, casi ciega y pobrísima, mi Patria me acogió amorosamente, y por suscripción popular me fue regalada la Gran Cruz de Beneficencia que el Rey y su Gobierno me otorgaron. Mi amada Coruña me otorgó un recibimiento que me resucitó, y también en Vigo, Lugo, Caldas, Betanzos y Bayona, mi pueblo me demostró su cariño, al cual correspondo con toda mi alma”.

La escritora permaneció como huésped de Laureano Salgado, como hemos dicho, hasta el fin del verano. “El Diario de Pontevedra” el 20 de septiembre de 1919 informó de su marcha “Ayer regresó a Madrid acompañada de su hermano y sobrina la eximia escritora Sofía Casanova”.

Publicado en el Diario de Pontevedra  el 21 de agosto de 2019