Manifestaciones de religiosidad: la Virgen de Fátima, el irlandés R. P. Peyton, el Sagrado Corazón y San Breixo

La Virgen de Fátima hizo acto de presencia en Caldas en el año 1955. No se trató de una aparición mariana reconocida por la Iglesia, sino de una visita protagonizada por su efigie. El día anterior a su llegada a Caldas la imagen de la Virgen de Fátima había estado en Pontevedra. El Cardenal Quiroga quedó entusiasmado con el afectuoso recibimiento que en la capital de la provincia se había dispensado a la Virgen que venía, procedente de Portugal, de la misma Cova de Iria, con objeto de presidir, después de visitar varios puntos de Galicia, los actos de la Santa Misión General que se celebrarían en A Coruña.

El diario vespertino “La Noche” informó de la visita

El jueves 24 de febrero a las nueve de la noche llegó a la Villa la imagen de la Virgen de Fátima. Al lugar de recepción en Caldas, que fue la iglesia parroquial de Santa María, acudieron el clero, las autoridades locales y se puede decir que casi todo el pueblo. Seguidamente se formó una procesión que recorrió la Villa hasta la iglesia de Santo Tomás, en donde la imagen quedó entronizada, celebrándose diversos actos religiosos en su honor.

La Virgen de Fátima

Al día siguiente tuvo lugar un Rosario de la Aurora, una Misa solemne de Comunión y otra para enfermos y niños. Por la tarde había de continuar la imagen de la Virgen con el itinerario previsto.

El acto de despedida de la Virgen fue a las tres de la tarde, para lo que se formó una procesión que acompañó a la imagen hasta las proximidades de la parroquia de Bemil, en cuyo punto fue colocada en un camión en el que viajaría hasta Cesures e Iria Flavia-Padrón, que sería la siguiente etapa, antes de llegar a Santiago y después seguir ruta hacia A Coruña. Al acto del adiós a la Virgen acudió, al igual que la noche anterior, la práctica totalidad del pueblo.

El famoso irlandés, R.P. Patrick Peyton, estuvo presente en Caldas. Creador del lema “familia que reza unida, permanece unida”

Un año más tarde, el domingo 11 de marzo de 1956, tuvo lugar en la Carballeira una nutrida concentración a la que asistieron fieles de la propia villa de Caldas, Bemil, San Andrés, Arcos, etc. y los respectivos contornos. Llegaron procesiones de las distintas parroquias con sus párrocos y padres misioneros, portando imágenes de la Virgen, estandartes y guiones de Cofradías, Congregaciones y banderas de Acción Católica. En la presidencia de la procesión de la parroquia de Santo Tomás figuraba la corporación municipal, presidida por el Alcalde, los jueces, los maestros y el jefe de la Guardia civil. Se rezó el Rosario y una vez terminada la oración un canónigo de la Basílica compostelana hizo la presentación del universalmente conocido R. P. Patrick Peyton que, acompañado por su ayudante el P. Woods, venía con misión especial del Papa recorriendo el mundo como propagandista del rezo del Rosario en familia. Había estado ya en Asia, África, toda América, promoviendo grandes concentraciones populares utilizando la prensa, la radio, la televisión y el cine. En Barcelona se llegarían a concentrar unos cientos de miles de personas. El P. Peyton, después de agradecer la acogida prestada en Caldas, leyó su exhortación en favor del Rosario en familia, imploró la ayuda del cielo para el Papa, España, Galicia y todos los presentes, siendo acogidas sus palabras con vítores y aplausos. Bendijo los rosarios de los asistentes y finalmente fue cumplimentado por las autoridades y el clero compareciente. El actual Papa Francisco ha reconocido en 2017 las virtudes heroicas de este sacerdote fallecido en 1992, reconociéndole como Venerable, quedando pendiente de que, por su mediación, se produzca un milagro para que pueda ser beatificado.

Aspecto parcial de la concentración en la Carballeira, durante la intervención del R. P. Peyton. Se calculó por la prensa que participaron cinco mil fieles

No se conoce que, como consecuencia de la presencia de la imagen de la Virgen de Fátima o del P. Peyton en Caldas y debido a su intercesión, hubiera habido una curación efectiva o recuperación extraordinaria de algún enfermo, como veremos que había acontecido, décadas atrás, con la intervención del Sagrado Corazón.

A comienzos del mes de abril de 1891, ocurrió un caso en Caldas al que se le dio el nombre de “milagro”, del que informó “El Eco de Galicia” y un periódico de Vigo. Una conocida y devota señora de la Villa que se hallaba en el lecho impedida, desde hacía muchísimos años, encargó que le trajesen del extranjero, para su oratorio particular, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Recibió la imagen precisamente en días en que la señora se hallaba peor de su crónica dolencia; manifestó deseos de ver la imagen, que le fue llevada a su habitación, observando los concurrentes, con gran sorpresa, que la enferma se incorporó y salió del lecho sin impedimento alguno, abrazándose a la imagen. Percibido el fenómeno por la enferma incurrió en grandes manifestaciones de lloros y alegría. El hecho fue calificado de milagro por los testigos y todos los que tuvieron conocimiento de lo sucedido.

Se sabe también de otro suceso, dado a conocer por el periodista José López Otero, que tuvo lugar, cerca de Caldas, en la Parroquia de San Breixo, en Barro. Lo ocurrido más que de milagro se puede calificar de estratagema del párroco y el mayordomo, que administraba la economía de la parroquia, para sanear las cuentas de la iglesia.

Un día, no se recuerda cuándo pero hace muchos años, desapareció el santo, San Breixo, del altar de su iglesia. Toda la aldea lo supo, sin explicarse la razón de esta desaparición. Entonces el cura y el mayordomo reunieron a sus feligreses y les recordaron una deuda que todos tenían con el santo, una renta de habas que hacía largo tiempo no se pagaba y era a lo que había que atribuir el milagro de la desaparición. Algunos, dijo el cura, habrán observado una luz que aparece por intervalos a altas horas de la noche a las orillas del río de Barro, en la vertiente del monte Sineiro; y añadió el mayordomo “debe hacerse una rogativa que vaya a reconocer el lugar”. Consiguieron que toda la parroquia, en compacta masa, fuese desde la iglesia en dirección a la luz y con el rezo cantaban:

El mayordomo y un grupo de hombres: “San Breixo de Barro aparecédevos”.

Y todos contestaban “O diezmo das fabas pagámolo nos”.

Pronto llegaron a ver, con gran asombro, que estaba el santo en una fuente en que lucía una vela.

Este suceso, que en su día pasó por milagroso, pero de cuya verdad quedaron muchas dudas, hizo volver a los feligreses a la perdida costumbre del pago de las habas.